lunes, 31 de octubre de 2011

El laberinto del lote 88


El laberinto del lote 88

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Columnista invitado: Jaime Pinto
Durante la campaña electoral Ollanta Humala se comprometió a que el gas del Lote 88 sería sólo para uso doméstico y que no se exportaría gas de este Lote bajo ningún motivo. Ahora en el gobierno, las autoridades del Ejecutivo insisten en que hay que liberar este Lote del proyecto de exportación de gas, que desde hace un año viene ejecutando la empresa Perú LNG. ¿Pero es esto posible?
Recordemos que en realidad el proyecto de exportación de gas, hoy no utiliza el Lote 88 para nada. Sólo extrae gas para exportarlo del Lote 56, contiguo al Lote 88. Un proyecto de exportación de gas en cualquier parte del mundo requiere como mínimo 4.4 TCF para poder justificarse económicamente y así conseguir financiamiento. Nadie invierte US$ 4.000 millones si no hay certeza de que existe gas para exportar.
Pero como el Lote 56 sólo tenía 2.3 TCF de reservas probadas, tuvo que pedirle “prestado” al Lote 88 el saldo hasta completar los 4.4 TCF. De allí vienen los 2.1 TCF que supuestamente Perú LNG estaría exportando del Lote 88. Con estos 4.4 TCF completos Perú LNG se fue al mercado internacional y consiguió financiamiento para el proyecto. Muchas entidades y bancos internacionales (BID, CAF, Banco Mundial, entre otros) ingresaron a financiar este megaproyecto.
Pero, como hemos señalado, Perú LNG no utiliza para nada gas del Lote 88. Hoy sólo exporta gas que extrae del Lote 56, y así va a suceder por varios años más. Por esta razón, en setiembre de 2009 los integrantes de Perú LNG se comprometieron con el gobierno de Alan García –a través de una carta– a que no se tocaría nada del gas del Lote 88 por un plazo de cuatro años. Es decir, asumen que no se va a necesitar el gas del Lote 88 por lo menos durante los primeros cuatro años del proyecto de exportación.
En setiembre de 2009, los integrantes del proyecto de exportación se comprometieron a invertir lo necesario para descubrir nuevas reservas en el Lote 56, y en otros lotes vinculados a ellos (como el 57 que opera Repsol). Por estas razones, no parece práctico exigir la liberación inmediata de algo que hoy no se utiliza. Sólo se utilizó la garantía del los 2.2. TCF del Lote 88 para poder completar el financiamiento del proyecto.
Una salida política podría ser formalizar los acuerdos propuestos por Perú LNG en setiembre de 2009, a través de un compromiso vinculante con el Estado peruano, que asegure que no se va a utilizar nada del gas del Lote 88 durante un horizonte de tiempo, que podría ser cuatro años. Durante ese tiempo, Perú LNG debe asegurar la obtención de los 2.2. TCF que le faltarían, ya sea descubriendo nuevas reservas en el Lote 56 o a través de préstamos de otros lotes controlados por los accionistas de Perú LNG.
Pero esto sólo se puede hacer de una manera consensuada entre el Estado y los accionistas de Perú LNG, otorgando plazos razonables para ejecutar los acuerdos. Sólo de esta manera no se afectará la credibilidad del país como destino seguro y atractivo de inversiones. Finalmente podríamos salir del laberinto en que nos encontramos con el Lote 88.

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