martes, 18 de octubre de 2011

Crisis y oportunidades


Crisis y oportunidades

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Una semana invitado por organizaciones y parlamentarios de Cataluña, la UE e Inglaterra, me ha hecho sentir cerca la grave crisis económica y política que vive Europa. Los problemas de Grecia, que buscan salvar Alemania y Francia a un elevadísimo costo, no son aislados. España sigue: los ajustes que han aplicado en el presupuesto, disminución de salarios y sueldos en la administración pública, incluido el sector salud, el aumento de la jornada de trabajo en media hora diaria y el deterioro de ciertos servicios fundamentales, son el inicio de un proceso que durará unos años.
Nouriel Roubini, el gran economista que anunció la crisis de la burbuja hipotecaria en EEUU que reventó el 2008, piensa que el escenario de crisis que preveía para el 2013, con una nueva caída de las economías del norte, se adelantará al 2012. La crisis del norte, por un lado acentúa su violento afán de controlar materias primas y energía (caso Libia), a la vez que disminuye la tasa de crecimiento en los países que han impulsado la demanda internacional de materias primas y fomentado el aumento de la producción. Varios, como China, Brasil, Rusia e India, buscan protegerse fortaleciendo sus mercados internos y la capacidad de consumo de su población, y afirman las relaciones comerciales y económicas con los países de sus subregiones para sustituir languidecientes demandas del norte, fomentando el uso de las monedas nacionales para evitar la dependencia del dólar, cuyo valor va en picada. Pero una caída en la demanda y el consumo del norte los afectará.
Países primarioexportadores, con débiles mercados internos gracias a la tesis de que crecimiento se apoya en el boom exportador y desatiende la capacidad de consumo interno o deja a su suerte la producción para este sector (como Perú), tienen el cuadro más complicado. Aunque tenemos importantes reservas, caerán la demanda y el precio de nuestras materias primas, motor del “milagro peruano”. Especialmente los minerales (con excepción del oro y quizás la plata). Ciertas exportaciones agrícolas no tradicionales resultarán suntuarias. Caen las remesas del exterior de compatriotas que enfrentan desempleo creciente (más de 20% en España y tasa récord en EEUU) y el endurecimiento de sus condiciones de vida.
El Estado debe no solo atender nuestra macroeconomía con un plan diseñado para ello, sino que debe acelerar las medidas de defensa de los derechos de nuestros compatriotas fuera: asegurar su derecho a legalizarse, a defender y garantizar su derecho a recibir o transferir al Perú los aportes que han hecho a la seguridad social europea o de EEUU todos estos años, abaratarles las remesas, garantizar la validación de sus títulos profesionales y reactivar el rol de nuestra diplomacia con la creación del viceministerio de peruanos en el exterior, promover nuestras ofertas más competitivas; y el Congreso garantizar la representación propia de los peruanos que radican fuera.
Es central el desarrollo de un plan anticrisis que, a diferencia del error europeo o de EEUU, no se centre en usar fondos públicos para los especuladores de siempre, los grandes monopolios extranjeros y sus socios internos, sino en promover la producción y el empleo nacional, desarrollar el mercado interno, apuntar al mercado subregional sudamericano, desarrollar el agro y la seguridad alimentaria (sin descuidar exportaciones) y recuperar una mayor cuota de la renta que generan nuestras exportaciones de materias primas para motorizar sectores internos, servicios fundamentales y afirmar sectores productivos como las pequeñas y medianas empresas nacionales desatendidas. Urge regular el crédito usurero que ahoga a productores y consumidores a pesar de las minúsculas tasas inflacionarias. Y aprovechar el enorme fondo de capitales que representa el ahorro en las AFP para que no se vaya 50% al extranjero sino que busque asociaciones público-privadas en el Perú que fomenten negocios rentables, infraestructura y empleo.
La crisis es a  la vez un reto para el desarrollo de mercados internos y subregionales que, si somos capaces de aplicar políticas anticíclicas y con orientación a vincular la exportación con lo subregional y los mercados internos, resultará en abrir nuevos rumbos.

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