Candidatura desde la celda de DIROES

Candidatura desde la celda de DIROES
Dom, 16/01/2011 - 05:00

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.Por Carlos Castro

La Unidad de Investigación de nuestro diario y Caretas han informado, en diferentes oportunidades, que la campaña presidencial de Keiko es manejada por el expresidente Alberto Fujimori –sentenciado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad– desde la cárcel dorada que el régimen aprista le asignó en la DIROES.

Keiko ha pretendido negar la contundencia de las investigaciones periodísticas. “No hay pruebas” ha dicho en un momento, pese a las fotografías que mostraban cómo los dirigentes fujimoristas eran llevados en buses hasta la DIROES para recibir las instrucciones del ex socio de Montesinos.

La entrevista que hoy publicamos a Moisés Guía Pianto, ex jefe de campaña del fujimorismo en la región Junín y candidato a la presidencia regional, confirma lo que es vox populi y que Keiko pretende negar: una celda VIP de la DIROES es el centro de operaciones de su campaña. Guía revela cómo los candidatos del último proceso municipal y regional pasaron por el visto bueno de Fujimori. Pero añade otros datos sobre su colaboración económica. Primero con pinturas –Moisés es dueño de una fábrica de pinturas en Junín– y luego agrega: “como candidato a la presidencia regional aboné a Alberto Fujimori en la DIROES dinero en efectivo, una buena cantidad”.

Guía obtuvo más de 70 mil votos y quedó en segundo lugar –fue el segundo aspirante a una región con mayor votación en el país–,por lo que se convirtió de hecho en el candidato del fujimorismo al Congreso por la región Junín. Fue también por un buen tiempo visitante asiduo a Fujimori “fui como unas cinco veces”, en una de las visitas “me revisan en la DIROES y me preguntaron por qué llevaba tanto dinero”, le ofrecen ser el número 1, pero le dan el 5, en un momento “me mencionaron la suma de 200 mil dólares” por curul. Para que no quede duda le dicen: “tú cuánto ofreces”.

El testimonio de Guía corrobora los privilegios de los que goza Fujimori, a diferencia de otros presos, sancionados por un delito menor, y de cómo el expresidente viola descaradamente el régimen penitenciario al que está sometido: visitas continuas de más de 100 personas, reuniones de partidarios, venta de gorros, símbolos, y, ahora sabemos, también, es el que recibe el dinero. Todo ante los ojos de los policías, supuestos guardianes que deberían hacer cumplir la ley. Lo risible es que Keiko se esfuerza por decir que la campaña nacional que desarrolla desde hace tiempo en Lima y en los pueblos más alejados: entrega continua de millones de polos, gorros y desplazamiento de ella y su hermano por el país, es financiada por rifas y polladas. Cree que los peruanos siguen siendo los “caídos del palto” a los cuales su padre ninguneó continuamente hasta que un día se cansaron y lo forzaron a huir de Palacio.

Keiko ha reiterado además que es ella quien dirige su campaña. Los hechos la desmienten. Es su padre, el expresidente, preso por robo, secuestro y asesinato, el que está al mando. No en el último año sino desde el instante en que entendió que no saldrá de la cárcel. Es desde su celda donde se han dirigido ataques a abogados y organismos vinculados a la defensa de los derechos humanos, a la CVR, a El Ojo que llora, a jueces y fiscales. Para ello, como se reveló en su momento, cuenta con grupos operativos. Son los “carapintadas” que en una oportunidad amenazaron con sacarlo de la cárcel. Hoy son parte de los activos de la campaña de Keiko que lleva, entre los candidatos al Congreso a Kenyi, el hermano menor. No extrañe que un día de estos veamos al hijo menor de Fujimori haciendo campaña con sus mascotas.