martes, 15 de noviembre de 2011

Chehade 2012

- Diario La Repùblica.

Chehade 2012

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Cuando parecía que ya habíamos escuchado lo último sobre el segundo vicepresidente Omar Chehade, este vaticina su renacimiento político en un programa dominical de TV y captura tres primeras planas el lunes. Chehade se declara inocente y afirma que una quincena de palos en la prensa no es imposible de remontar.
Mientras tanto hay sectores que le reclaman a Ollanta Humala ser mucho más duro con Chehade, y llegan a insinuar que el abogado simplemente está chantajeando a su antiguo cliente. Afirman que haberle sugerido la renuncia no es suficiente. Son palabras fuertes cuyo efecto es colocar, sin argumentos, al presidente entre la espada y la pared.
Una fórmula que han encontrado algunos comentaristas es el ostracismo, es decir que el Ejecutivo desvista a Chehade de todos sus derechos como vicepresidente y lo vuelva un paria presupuestal, sin automóvil, seguridad, ubicación en el protocolo. En la medida que esto último significa acceso a Palacio, debemos pensar que ya lo ha perdido.
Pero algo nos dice que todo eso no va a ser castigo suficiente para los indignados con el tema. Además Chehade parece haberle tomado el gusto a su papel de inculpado desafiante que lucha por establecer su inocencia, una figura que por lo que vamos viendo podría mantenerlo en la noticia por un largo tiempo.
Es cierto que mientras Humala espera, si esa es la palabra, el Congreso va avanzando con un proceso de desafuero que de concretarse desembocaría en el Poder Judicial. Pero con un Chehade dispuesto a dar la pelea, ese proceso puede ser muy largo y confuso, con Humala sometido a críticas por el tema durante todo ese tiempo.
Un tema que merece atención especial es la confianza de Chehade en que el tiempo está jugando a su favor. Quizás esto tiene que ver con la idea de que Humala es el primer interesado en que el caso desaparezca de las pantallas. O con la idea de que la conversación civil-policial en el restaurante es su único predicamento.
El asunto aquí es que el periodismo puesto a hurgar es una máquina impredecible, y si el caso Andahuasi no termina pronto, le pueden empezar a salir hijuelos polémicos por todas partes. Como abogado que es, Chehade tiene que tener claro este asunto, que suele definirse mediante la frase de que siempre es mejor un mal arreglo que un buen juicio.
La mejor salida para Humala es hacerse la idea de que el caso ha dejado de ser una confrontación personal entre él y Chehade. Sin el vínculo con el presidente Chehade simplemente no existe en la política, lo cual ha sido el caso de todo vicepresidente, acusado o no. Quienes buscan ese tipo de sangre en esta temporada siempre pueden dirigirse a la plaza de Acho.

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