sábado, 16 de julio de 2011

Sinesio López: Lo de Alexis podría costarle 20% menos de aprobación a Ollanta Humala

Sinesio López: Lo de Alexis podría costarle 20% menos de aprobación a Ollanta Humala

Diario La República.

Sinesio López: Lo de Alexis podría costarle 20% menos de aprobación a Ollanta Humala
"Mi hipótesis es que el mal manejo del affaire Alexis Humala por parte de Gana Perú y el acoso de los medios de la derecha van a costar entre 15 y 20 puntos en el ranking de aprobación del presidente electo", dice el reconocido politólogo Sinesio López en su columna de hoy, titulada "Carne para los buitres", donde comenta el affaire del hermano del presidente electo.
Carne para los buitres, por Sinesio López
En cualquier país del mundo, los errores políticos son solo eso: errores que se cometen en el ejercicio legítimo del poder y que reciben las respectivas críticas, también legítimas, de los opositores. En el Perú actual, sin embargo, ellos constituyen carne para los buitres. ¿Por qué? La derecha, especialmente la cavernaria e intolerante, tiene sangre en el ojo por partida doble.
El triunfo de Susana en Lima y el de Ollanta en el Perú le han dolido profundamente en el alma y en el bolsillo y está dispuesta a cobrar la doble humillación apenas pueda. Su objetivo es desgastarlos, deslegitimarlos y empujarlos al abismo y al fracaso para que los electores escarmienten y no vuelvan a elegir a políticos diferentes a los que siempre ejercieron el poder en provecho propio, salvo en tres ocasiones: 1945-1948, 1968-1975 y 2011-2016.
Los medios que la derecha maneja –que son casi todos– están al acecho y observan con lupa los errores de Susana y de Ollanta y los de sus colaboradores para transformarlos en un Waterloo político. La cuestión de la revocatoria de Susana sería un chiste si no fuera indignante. La derecha ha invertido y pervertido la política.
¿Con qué derecho y con qué moral los corruptos y sus voceros piden la revocatoria de una autoridad honesta que cumple el deber de fiscalizarlos? La ultraderecha apela al supuesto pobre desempeño de la alcaldesa limeña en el lapso de ¡seis meses! ¿Desde cuándo el mal desempeño –que no es tal– justifica una destitución? La desaprobación de Susana puede llegar a cero (por exagerar) y ella no justifica su revocatoria.
Harían bien los voceros de la ultraderecha en leer al que debiera ser su ideólogo, Edmund Burke, el brillante pensador conservador que, en debate con el Dr. Price a propósito de la revolución sensata (inglesa) de 1688 y de la revolución francesa, demostró que la pérdida de legitimidad por desempeño no fundamenta la pérdida de legitimidad de origen de una autoridad.
Lo que se quiere hacer con Susana es un globo de ensayo que apunta a hacer lo mismo con Ollanta en el futuro. Y la cosa ya comenzó con la torpeza del viaje a Rusia de Alexis Humala, los desmentidos del PNP, las precisiones de la embajada rusa sobre la invitación y el silencio de Ollanta. El presidente electo ha dicho a la prensa que él desconocía el viaje de su hermano. A mí me ha dicho lo mismo y le creo. Pero su silencio es un error que alimenta la voracidad carroñera de la derecha.
Me parece que Ollanta tiene que salir en todos medios diciendo lo que ya ha dicho en otras ocasiones refiriéndose a su padre: el presidente elegido soy yo y el que gobernará a partir del 28 de Julio es Ollanta Humala y no mi familia. Alexis Humala ha cometido un error y ya no está en el partido porque ha renunciado a él. Y punto. Mi hipótesis es que el mal manejo del affaire Alexis Humala por parte de Gana Perú y el acoso de los medios de la derecha van a costar entre 15 y 20 puntos en el ranking de aprobación del presidente electo. Lo peor del asunto es que ese error –que la derecha quiere convertir en acto de corrupción– mancha y borra la brillante performance de Ollanta en su viaje a USA y en su entrevista con Obama.
La derecha económica será pragmática y su conducta dependerá de la política económica del nuevo gobierno. La derecha política y sus medios, en cambio, se mantendrán a la ofensiva aprovechando el más pequeño error del presidente electo y sus colaboradores. Ollanta ha manejado y maneja su relación con los medios con guante de seda y con una tolerancia envidiable. Como analista no dejó de sorprenderme su respuesta serena frente a la guerra sucia de la segunda vuelta electoral. Ellos –decía– tienen derecho a expresar su opinión y –¡claro!– ahora se han puesto el polo naranja. Impecable. Pero la derecha provoca y no cesa de provocar. ¿Qué quiere? ¿Una profecía autocumplida? No creo que Ollanta les dé ese placer suicida.

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