sábado, 2 de julio de 2011

Humala y el rumor del indulto

Humala y el rumor del indulto

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No cabe la menor duda, para quienes venimos siguiendo el posible indulto humanitario a favor del ex Presidente Alberto Fujimori, que el Presidente Alan García pretende concederlo antes de dejar el poder. Más que un rumor, una certeza.
El pacto bajo la mesa entre el APRA y el fujimorismo no sólo se ha dejado traslucir los últimos cinco años, sino que se ha vuelto a manifestar recientemente en el Parlamento, en el que el fujimorismo ha vuelto a salvar al APRA: aprobación del “Informe Bagua”, la exculpación del ex Presidente de Essalud, la ley que favorece a los acusados de corrupción, entre otros.
Pero hay además una razón más poderosa que impulsa a Alan García a indultar a Alberto Fujimori: el primero necesita una bancada parlamentaria que le cubra las espaldas en el próximo Congreso. Con la bancada aprista reducida a su mínima expresión, García ve en la nada despreciable bancada fujimorista su tabla de salvación a partir de la cual puede comenzar a ensayar la aritmética parlamentaria: 37 fujimoristas, 4 del APRA y, muy probablemente, 9 de Solidaridad Nacional = 50 congresistas que, ellos sí, pueden intentar la defensa de García frente a un oficialismo previsiblemente hostil (nacionalistas y peruposibilistas).
Entonces, que Alan García –antes de dejar el poder- pretende indultar a Alberto Fujimori es una certeza y si no lo ha hecho hasta ahora es, por un lado, porque estuvo esperando el desenlace del hábeas corpus ante el Tribunal Constitucional (vía que, todo indica, ya se enfrío con los resultados de la segunda vuelta) y, por otro lado, porque sigue evaluando los costos y beneficios de tal decisión que, obviamente, generaría un gran rechazo nacional e internacional. En otras palabras, quiere pero no termina de decidirse.
La expectativa, por ende, se centra en la actitud que asumiría el Presidente electo Ollanta Humala ante un eventual indulto humanitario concedido por un García de salida y a favor de Alberto Fujimori. Todo parecería indicar que debería ser de rotundo rechazo, pero ha surgido el rumor que, por el contrario y sorprendentemente, se pondría de perfil. Insistimos que es tan sólo un rumor, pero que se viene escuchando crecientemente.
Frente a esta posibilidad –aún difícil de creer-, consideramos que sería un gravísimo error por las razones siguientes:
1. Sería un error creer que con dicha actitud el fujimorismo y el aprismo se quedarían tranquilos y le darían al nuevo Gobierno una tregua, una “luna de miel”. Por el contrario, resuelto el principal problema para los fujimoristas –tener a buen recaudo al jefe, en Perú o en Japón-, se encargarían de desarrollar una oposición frontal en alianza con el APRA, la prensa afín a este sector (Correo, La Razón, Expreso, Peru.21, Canal 2) y sus aliados de siempre (Rafael Rey, Monseñor Cipriani, Luis Giampietri, entre otros). Además, le haría un inmenso favor a García pues éste se aseguraría la gratitud fujimorista durante los próximos cinco años.
2. Supondría perder la confianza de sectores importantes que apoyaron a Ollanta Humala en la segunda vuelta: el Nobel Mario Vargas Llosa, el movimiento de derechos humanos, el movimiento de mujeres, el movimiento sindical, diversos colectivos de jóvenes, intelectuales y artistas, entre otros; muchos de los cuales votaron por Humala, precisamente, para evitar que la hija del ex dictador llegue al poder para indultar a su padre. Lo absurdo sería que, finalmente, Alberto Fujimori salga libre.
3. Ciertamente estamos de acuerdo que ninguna persona merece morir en la cárcel. Pero ese no es el caso de Alberto Fujimori según ya han determinado los médicos del Hospital del cáncer. Si bien es cierto sufre de una dolencia en la lengua, esta no es terminal ni grave y, por ende, lo que corresponde es que siga con su tratamiento médico, como cualquier interno. Por lo demás, tiene condiciones privilegiadas en su cárcel especial de la Diroes; si está deprimido es porque él era el verdadero candidato y no su hija y perdió en forma ajustada.
4. La comunidad internacional –en especial, el sistema interamericano de derechos humanos- condenaría esta medida porque sería vista como un favorecimiento de la impunidad en materia de derechos humanos y un incumplimiento a compromisos internacionales y sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (casos Barrios Altos y La Cantuta). Recordemos una vez más que en crímenes de derechos humanos no es válido el indulto ni cualquier otra medida similar y que la condena de Fujimori es un caso emblemático a nivel nacional e internacional.
En consecuencia, confiamos que tan sólo sea un rumor y que, de llegar el momento, el Presidente electo alce su voz de protesta en contra lo que sería,  sin duda alguna, un escándalo nacional e internacional. Lo contrario, sería un gravísimo error y un pésimo augurio.

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