lunes, 27 de diciembre de 2010

¿Fuera los corruptos fue lo que usted dijo?

¿Fuera los corruptos fue lo que usted dijo?

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

El grave costo de no poder imponerse al partido.

El retroceso lamentable que Mercedes Aráoz dio en solo dos días en su intención de que la lista de postulantes del Apra al Congreso transmitiera un mensaje claro en contra de la corrupción quizá acabe siendo el puntillazo final para su todavía frágil candidatura presidencial.

La frase que expresa con más contundencia el problema que impide que su candidatura alce vuelo es “yo no me puedo imponer al partido”. De ese modo, Aráoz justificó el retroceso en su observación del viernes, cuando puso en cuestión la presencia de Jorge del Castillo al frente de la lista de candidatos apristas al Congreso, diciendo que “pueden haber mejoras en los puestos” y aludiendo directamente a la participación del ex premier en el escándalo de los petroaudios.

Pero entonces ocurrió lo previsible: el partido cuadró a su candidata y ‘Meche’ retrocedió, algo que puede confirmar la preocupación de que la decisión del Apra de poner a una independiente de prestigio como ella solo sea el biombo para colocar a dirigentes apristas en el Congreso de la República.

La candidatura de Aráoz no está levantando por lo anterior, es decir, porque ella no ha dado señales de independencia real frente a un partido que debió recurrir a alguien de fuera por la poca credibilidad que tiene en el momento actual.

Esa escasa confianza ciudadana en el partido de un gobierno que ha sido relativamente exitoso –no solo frente al mamarracho de la primera vez que estuvo en el poder, entre 1985 y 1990– se explica por una mala sensación que es extendida y constatada plenamente en las encuestas de opinión pública.

La gente cree que el segundo gobierno aprista ha tenido graves problemas de corrupción y que, cuando se revelaron, promovió la impunidad. Eso también explica la baja aprobación de la opinión pública al presidente Alan García.

Para compensar el problema, la candidatura de Aráoz –quien en cuatro años de ministra nunca tuvo una mancha por corrupción– requería mostrar señales claras sobre anticorrupción.

En ese contexto, llevar a Del Castillo al frente de la lista parlamentaria constituye un error, pues su imagen está fuertemente asociada al escándalo de los petroaudios, el cual también malogró a todo el gobierno aprista. No por gusto, el día de la elección de la lista parlamentaria, en el local de Alfonso Ugarte gritaban: “¡Fuera los corruptos!”.

Otra hubiera sido la historia, y la trayectoria de la candidatura, si la cabeza aprista de la lista al Parlamento fuera alguien que, como Aráoz, estuviera limpia de polvo y paja, como, por ejemplo, el congresista Mauricio Mulder.

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